Vía+Crucis y Adoración al Santísimo Sacramento
ORACIÓN INICIAL
V/ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/ Amén.
Señor Jesús, nos disponemos a meditar las estaciones de tu Vía+Crucis. Son los pasos de tu entrega hasta el final por amor a nosotros. No queremos ser meros espectadores de tu Pasión. Queremos vivir tu Vía+Crucis, sentir tu Vía+Crucis y que toque profundamente nuestro corazón. Señor, que al meditar cada estación, nos sintamos heridos por tu inmenso amor de tal forma que nos dispongamos a seguirte con más fidelidad y verdadero compromiso. Virgen María, Madre Dolorosa, acompáñanos, guíanos en este Vía+Crucis y ayúdanos para que en esta meditación se vayan imprimiendo en nosotros los sentimientos vivos del Corazón de tu Hijo: humildad, mansedumbre, bondad, perdón. Amén.
Oremos
Oh Dios, que entregaste a tu Hijo Unigénito al Mundo para que por medio de Él se obtuviera la salvación de los Hombres, haz que meditemos su Pasión, y veamos en el árbol de la Cruz el fin del pecado, y en su gloriosa Resurrección la entrada en el Reino de Dios. Por el mismo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/ Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y redentor mío; por ser tu quien eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberte ofendido; también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno. Ayudado de tu divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme, y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
R/ Amén
LECTURA Y REZO DE LAS 14 ESTACIONES DEL VIA+CRUCIS DE NUESTROS SEÑOR
Primera Estación
Jesús es Condenado a muerte
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
El pueblo ha sentenciado a muerte a Nuestro Señor, desentendiéndose Pilatos con el lavatorio de manos. Han liberado a un malhechor y condenado al mejor de los nacidos, al Mesías, al Rey de Reyes. Mientras, el rumor se extiende por Jerusalén, y llega a oídos de la Virgen, que, presurosa, toma el camino hacia el pretorio buscando a Jesús, tan angustiada como cuando, de pequeño, se perdió por tres días y fue hallado en el templo. Aquí, como entonces, también está en medio de la gente, pero ahora no han escuchado sus palabras, “tú lo dices, yo soy”.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Segunda Estación
Jesús carga con la cruz
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
A Jesús, el Nazareno, le han dado la cruz para que cargue con ella. En sus hombros lleva nuestras culpas, nuestras desidias, nuestras faltas. Mientras, la Virgen piensa cuando, ante la amenaza de muerte de su pequeño, huyó a Egipto para ponerlo a salvo. En ese momento, la Virgen salvó a Jesús de la matanza de los inocentes. Ahora es Él, quien, con su vida, nos señalará el camino de la salvación.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Tercera Estación
Jesús cae por primera vez
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús, Dios, y hombre verdadero, cae al suelo. El peso de nuestros pecados hace tambalear al Mesías y cae estrepitosamente. El ensañamiento que ha sufrido en la flagelación es absolutamente inhumano. Pero, igual que cae, el Nazareno vuelve a levantarse y toma la cruz del pecado de esta humanidad para seguir el camino de la vida eterna.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Cuarta Estación
Jesús encuentra a su Madre
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Entre el gentío la Virgen ve a Jesús totalmente abatido. La cuarta espada de dolor atraviesa su corredentor corazón que está sufriendo la Pasión de su hijo. Está viendo al Señor con tantas heridas y tan cubierto de sangre, que su angustia es inconsolable. El que un día fue adorado por los Reyes, hoy es ultrajado por el pueblo. Pero Jesús sigue su camino.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Quinta Estación
El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Simón de Cirene ayuda a Jesús a cargar con su cruz; lo obligan y él se indigna porque la cruz no es suya. Pero al tiempo se dará cuenta que es al revés, que ésta es su cruz, y que es Jesús el que lo está ayudando a llevarla. En el patíbulo iban inscritos los nombres de toda la humanidad, y la cruz será martirio y a la vez salvación.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Sexta Estación
La Verónica limpia el rostro de Jesús
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús está cubierto en sangre por la cruel flagelación, y la burlesca coronación de espinas. La piadosa Verónica lo encuentra por el camino y tomando un lienzo blanco limpia la cara de nuestro Salvador. En este lienzo quedó impresa la cara del Señor, cómo queda grabada en nuestra alma cada vez que lo recibimos en la Eucaristía.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Séptima Estación
Jesús cae por segunda vez
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Ni la ayuda del Cirineo hace que Jesús se mantenga en pie, y cae por segunda vez. La Virgen recuerda entonces cuando Jesús caía de pequeño por la carpintería de Nazaret, y cómo iba creciendo en sabiduría. Ahora, sabe que se levantará para tomar nuestra cruz camino del Calvario y así, abrirnos las puertas del cielo.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Octava Estación
Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Las mujeres de Jerusalén lloran al ver al Señor escarnecido y la aflicción de su Santísima Madre. Pero, en medio del dolor y la fatiga, Jesús les dice que no lloren por Él, sino por sus pecados. Que el dolor que tienen no sea por Él, sino por el destino de la humanidad, porque, si esto hacen con el leño verde, ¿qué no harán con el seco?
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Novena Estación
Jesús cae por tercera vez
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
El Señor ha perdido mucha sangre, las heridas son cuantiosas y las fuerzas ya flaquean. Es, entonces, cuando cae por tercera vez. A escasos metros del Calvario el Señor ya no puede más, pero saca fuerzas de donde no las hay y vuelve a tomar la cruz. Se levanta tras cada caída, para levantarnos en nuestras enfermedades, en nuestras noches oscuras del alma y darnos salud. Se acaba el camino, el fin está cerca.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Décima Estación
Jesús es despojado de sus vestiduras
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús ha llegado al Calvario y, una vez allí, es despojado de sus vestiduras que van a ser sorteadas por los romanos. Se desnuda su cuerpo como va a desnudar su alma para entregársela al Padre. Allí, su Madre afligida por el dolor, recuerda cuando en Belén lo recostaba en el pesebre. Ahora está a punto de subirse a su trono, la Cruz.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Décimo Primera Estación
Jesús es clavado en la cruz
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
El Señor es clavado en la cruz y va a ser exaltado como Moisés elevó la serpiente de bronce. La Virgen, al verlo en el mismo suplicio, recordó las palabras del anciano Simeón cuando fue presentado en el templo. Estaba viendo la bandera discutida crucificada en el monte Calvario, y a Ella una espada de dolor le traspasó su alma.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Décimo Segunda Estación
Jesús muere en la Cruz
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Al pie de la cruz se encontraban su Madre y San Juan. Jesús, dirigiéndose al discípulo amado, le encomendó desde ese momento a su Madre para hacerla madre de todos los hombres. Después de beber vinagre, inclinó la cabeza y entregó su espíritu. Se rompió el velo del templo, en el que fue hallado de pequeño maravillando a propios y extraños. Todo se ha cumplido, el Cordero ha sido inmolado en el altar de la cruz.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Décimo Tercera Estación
Jesús en los brazos de su Madre
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús es bajado de la cruz por Nicodemo y José de Arimatea. Su Madre no puede más con sus angustias y se sienta sobre una roca. Es, entonces, cuando en sus brazos colocan el cuerpo inerte de Jesús. La Virgen llora desconsolada la muerte de su Hijo y recuerda cuando, de pequeño, lo tenía sobre sus brazos. Es su sexto dolor, la angustia más grande de su vida, la muerte de nuestro Salvador.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
Décimo Cuarta Estación
Jesús es sepultado
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús es preparado según la costumbre judía y colocado en un sepulcro nuevo. Es el momento de la Soledad de la Virgen. Su hijo ha muerto por nuestros pecados y Ella desconsolada llora su ausencia, a la vez que perdona al género humano. La Virgen no tiene consuelo, ha perdido lo que más quería, pero en esas lágrimas comienza a brotar la esperanza. Él ha muerto para darnos la vida.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
V/. ¡Señor!, pequé:
R/. Ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Bendita y alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y las Angustias de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén
ORACIÓN
Dios, Padre de bondad, te damos gracias por tu Hijo muerto y resucitado. En Él ha quedado manifestado plenamente cuánto nos amas. Al término de este Vía+Crucis confírmanos como discípulos suyos que anuncien con valor por el mundo la Buena Noticia de ese amor redentor. Que nuestro ejemplo de vida atraiga muchos corazones al seguimiento de tu Hijo, para que prueben y gusten tu bondad, tu misericordia y experimenten cómo unidos a tu Hijo Jesús la vida se transforma. Renueva tu gracia en nosotros durante esta Cuaresma para que vivamos más de acuerdo con nuestra condición de hijos tuyos. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
ADORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Para tener un momento de Adoración, ahora, al igual que hacemos tras el Vía+Crucis para empezar nuestro Viernes de Dolores, os proponemos esta webcam de adoración perpetua al Santísimo Sacramento del Altar y unas oraciones para que nos sirvan de guía en este rato de oración ante Jesús Sacramentado.
SALUDO
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar.
Sea por siempre bendito y alabado.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
(Se repite cinco veces en honor a las cinco llagas de Nuestro Señor)
(silencio)
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios, en sus Ángeles y en sus Santos.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte dentro de mi alma. Mas, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven espiritualmente a mi corazón y como si ya hubieseis venido, te abrazo y me uno a Ti. No permitas Jesús mío que jamás me aparte de Ti. ASÍ SEA
ORACIÓN DE BENDICIÓN
Gracias, Jesús mío, por la bondad con que me habéis recibido y permitido gozar de vuestra presencia y compañía amorosa.
Me vuelvo a mis ocupaciones. Mi corazón queda contigo. En mi trabajo y en mis descansos me acordaré de Ti, y procuraré vivir con la dignidad que merece vuestra amistad divina.
Dadme vuestra bendición y concededme todas las gracias, que necesito, para amaros y serviros con la mayor fidelidad.
Bendice, Señor, a nuestro Santísimo Padre el Papa, vuestro Vicario en la tierra; ilumínale, santifícale y líbrale de todos sus enemigos.
Bendice a vuestra Iglesia Santa y haced que su luz brille en todas las naciones
Bendice a vuestros sacerdotes, santifícalos y multiplícalos.
Bendice y protege a nuestra nación.
Bendice a los que nos han ofendido y cólmalos de beneficios.
Bendice a todos nuestros familiares y haced que vivan todos en vuestra gracia y amistad y que un día nos reunamos en la Gloria.
Da el descanso eterno a todas las almas de los fieles difuntos que están en el Purgatorio.
Da la salud a los enfermos.
Convierte a todos los pecadores.
Danos a todos vuestro divino amor, para que la fe que nos impide ahora ver vuestro santísimo rostro se convierta un día en luz esplendorosa en la Gloria, donde en unidad con el Padre y el Espíritu Santo te alabemos y bendigamos por los siglos de los siglos.
Amén.