7º Día del Solemne Septenario en honor a Nuestra Señora de las Angustias

viernes, 3 abril 2020 | Cultos

REZO DE LA CORONA DOLOROSA Y LETANÍAS

PRIMERA LECTURA: Lectura del libro de Judit (14, 17b-20ª)

Bendito eres, Dios nuestro, que has aniquilado hoy a los enemigos de tu pueblo. Que el altísimo te bendiga, hija más que a todas las mujeres de la tierra. Bendito el Señor, creador del cielo y tierra, que enderezó tu golpe contra la cabeza del general enemigo. Los que recuerden esta hazaña de Dios jamás perderán la confianza que tú inspiras. Que el Señor te engrandezca siempre y te dé prosperidad, porque no dudaste en exponer tu vida ente la humillación de nuestra raza, sino que vengaste nuestra ruina procediendo con rectitud en presencia de nuestro Dios.

SALMO RESPONSORIAL: Salmo (Sal 145 [144], 1-2. 4-6. 8-9)

R/.Bueno es el Señor para con todos.

Dios y rey mío, yo te alabaré,

bendeciré tu nombre siempre y para siempre.

Yo te alabaré, Señor, perpetuamente,

por los siglos de los siglos. R/.

 

Cada generación, a la que sigue

encomiará tus obras y proezas.

Se hablará de tus hechos portentosos,

del glorioso esplendor de tu grandeza. R/.

 

El Señor es comprensivo y misericordioso,

lento a la cólera y generoso en perdonar.

Bueno es el Señor para con todos

y su amor se extiende a todas las criaturas. R/.

SEGUNDA LECTURA: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1, 18-24)

Hermanos: Cristo es la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de los resucitados, para que tenga en todo la preeminencia; porque Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud y por él reconciliar consigo todas las cosas, del cielo y de la tierra, pacificándolas por la sangre de su cruz. Ustedes, que en otro tiempo estaban separados de Dios y su corazón en sus enemigos a causas de sus malas acciones, ahora él los ha reconciliado consigo por medio de la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo mortal. De este modo. Dios los hizo a ustedes santos, puros e irreprensibles a sus ojos. Pero esto, a condición que permanezcan firmemente cimentados en la fe y no se dejan apartar de la esperanza que les dio el Evangelio que escucharon y que ha sido predicado a todo el mundo, y del que yo, Pablo, he sido constituido servidor. Ahora me alegro de sufrir por ustedes, porque así completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo por el bien de su cuerpo, que es la Iglesia.

EVANGELIO: Lectura del Santo Evangelio según San Juan (19, 25-27)

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella el discípulo que tanto quería., Jesús dijo a su madre: «Mujer, ahí está tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí está tu madre». Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.

PALABRA DEL SEÑOR.

REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY

 

Queridos hermanos:

Llegamos al final de nuestro septenario, celebrando la fiesta de nuestra titular. Es verdad que es un día raro para todos nosotros, un día que debemos afrontar con serenidad, alegría y sobre todo con esperanza en estos momentos de dificultades que estamos viviendo.

Stabat Mater dolorosa, María estaba junto a la Cruz. Te invito que ahora nos volvamos un espectador de aquella escena en el Gólgota. La muerte de Jesús, ajusticiado como un malhechor, constituyó la denegación de todas sus pretensiones mesiánicas. Las esperanzas puestas en Él quedaban truncadas, ya que nada más contrario a la idea judía del Mesías que un crucificado. La muerte fue la desacreditación de todo lo que Él significó. Todos pensaban que muerta su persona se acababa su mensaje, que su mensaje no tenían capacidad de continuar.

Ahora vamos a imaginarnos a esa madre que tiene en sus manos a su Hijo, ¡Qué angustia tuvo que suponer el tener a tu hijo muerto entre sus brazos! Me viene a la mente esas mujeres mayores que han tenido que enterrar a sus hijos con unos 50 años y cuando te acercas a ellas, te dicen ¿Por qué Dios me ha hecho esto? La que debería estar ahí soy yo y no mi hijo. Quizás ese pudiese ser el sentimiento de María con Jesús en sus brazos muerto, pidiendo explicaciones a Dios por lo que ha sucedido. Ninguna madre esta preparada para enterrar a su hijo, creo que es lo peor lo que le puede pasar a una madre, sobre todo cuando la muerte viene de manera repentina. Tengamos presentes a todas esas madres que vivieron la experiencia de María en sus propias carnes. La única forma de afrontar ese dolor es como lo hizo María. Ella no le dio la espalda al dolor, sino que lo confrontó mirando a la cruz cara a cara, nunca dándole la espalda, sino cara a cara. Especialmente no olvidemos hoy a las personas que mueren en el Hospital victimas del virus y que son enterradas sin un gesto de cariño, sin una despedida por parte de sus seres queridos.

Pero para nosotros lo más importante es que en ese momento se nos da a María como madre, en su maternidad encontramos un privilegio, porque los creyentes tenemos dos madres, la que nos trajo al mundo y María que esta en el cielo. De esta forma jamás nos podemos sentir solo, y bajo su maternidad nos acogemos, porque ella nos puede llevar a Cristo. Recodar sus palabras: “Haced lo que Él os diga”

Hoy es un día en que hacemos nuestra protestación de fe, por ello te invito cojas una estampa con nuestra bendita titular, mírala, contémplala, reza con ella unos minutos. Después lee la fórmula de protestación de fe y 6 júrala y créela. De esta forma hoy todos los hermanos estaremos en comunión unos con otros desde el rincón de cada una de nuestras casas.

Que nada ni nadie nos separe del amor de Dios y de María su madre y ahora mas que nunca sintámonos orgullosos de nuestra hermandad y de todos los que la conforman. Que el Dios de la Bondad y de la Misericordia nos bendiga y nos ayude a todos en estos momentos. QUE ASÍ SEA.

Reflexión realizada por

Rvdo. Padre D. Manuel Jesús Barrera Rodríguez

PROTESTACIÓN PÚBLICA DE FE

 

REZO DEL CREDO

Creo en un solo Dios, 
Padre todopoderoso, 
Creador del cielo y de la tierra, 
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, 
Hijo único de Dios, 
nacido del Padre antes de todos los siglos: 
Dios de Dios, 
Luz de Luz, 
Dios verdadero de Dios verdadero, 
engendrado, no creado, 
de la misma naturaleza del Padre, 
por quien todo fue hecho; 
que por nosotros lo hombres, 
y por nuestra salvación 
bajó del cielo, 
y por obra del Espíritu Santo 
se encarnó de María, la Virgen, 
y se hizo hombre; 
y por nuestra causa fue crucificado 
en tiempos de Poncio Pilato; 
padeció y fue sepultado, 
y resucitó al tercer día, según las Escrituras, 
y subió al cielo, 
y está sentado a la derecha del Padre; 
y de nuevo vendrá con gloria 
para juzgar a vivos y muertos, 
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, 
Señor y dador de vida, 
que procede del Padre y del Hijo, 
que con el Padre y el Hijo 
recibe una misma adoración y gloria, 
y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, 
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo 
para el perdón de los pecados. 
Espero la resurrección de los muertos 
y la vida del mundo futuro. 
Amén.

 

JURAMENTO

A mayor Gloria de Dios Nuestro Señor y de su Santísima Madre, Nuestra Amantísima Titular y Patrona, esta Antigua y Venerable Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias concurre de manera Pública y Solemne a Renovar el Voto hecho de Defender en todo tiempo y lugar los proclamados Dogmas de la Inmaculada Concepción y Gloriosa Asunción de María en Cuerpo y Alma a los Cielos, ya que es firme Creencia de los Cofrades que la Santísima Virgen, por especiales gracias y privilegios del Altísimo, fue preservada de toda culpa y pecado original desde el primer instante de su Concepción, cual correspondía a la que había de ser Tabernáculo del Verbo Divino en su Encarnación.

Creyendo y Confesando que tan Gran Señora subió corporalmente a los Cielos para ser Mediadora y Corredentora Universal del género humano.

Al confesar y Jurar estos Santos Evangelios estas Verdades que Nuestra Santa Madre Iglesia, Católica y Apostólica nos enseña, pedimos a Dios Nuestro Señor la gracia de vivir y morir en estas Santas Creencias. Amén.

 

“Así lo creo y lo Juro”

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